Como destaca Fernando Trabach Filho, administrador de empresas, el transporte marítimo y la aviación desempeñan roles vitales en la economía global, siendo responsables del desplazamiento de mercancías y pasajeros a escala internacional. Sin embargo, estos sectores también son grandes emisores de gases de efecto invernadero, contribuyendo significativamente al calentamiento global y a la contaminación atmosférica.
A continuación, descubre cómo los combustibles sostenibles pueden transformar el transporte marítimo y la aviación, qué tecnologías están en desarrollo y qué obstáculos aún necesita superar el sector para realizar esta transición de manera segura y eficaz.
¿Cómo funcionan los combustibles sostenibles en estos sectores?
En el transporte marítimo y en la aviación, los combustibles sostenibles buscan replicar el rendimiento de los combustibles fósiles tradicionales, pero con una menor huella de carbono y origen renovable. En el caso de la aviación, destacan los SAF (Sustainable Aviation Fuels), producidos a partir de aceites vegetales, grasas residuales y residuos agrícolas. Estos combustibles son compatibles con las turbinas actuales, lo que permite su uso sin necesidad de grandes adaptaciones en las aeronaves o en los aeropuertos.
En el sector marítimo, los combustibles sostenibles incluyen desde biocombustibles líquidos, como el aceite vegetal hidrotratado y el bioaceite, hasta alternativas más innovadoras, como el metanol verde, la amoníaco verde y el hidrógeno. Según Fernando Trabach Filho, estas opciones están siendo probadas para operar en motores navales modernos y buscan reducir drásticamente las emisiones de CO₂, azufre y material particulado, problemas comunes en el transporte de carga oceánica.
¿Cuáles son las ventajas y oportunidades de estos combustibles?
Una de las principales ventajas de los combustibles sostenibles es la reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo al cumplimiento de las metas climáticas establecidas por acuerdos internacionales, como el Acuerdo de París. En el caso de la aviación, el uso de SAF puede reducir hasta un 80% las emisiones de CO₂ a lo largo del ciclo de vida del combustible. En el transporte marítimo, alternativas como el metanol verde y la amoníaco prometen emisiones casi neutras, abriendo camino a rutas oceánicas más limpias.

Además del impacto ambiental, también hay beneficios estratégicos. Las empresas que invierten en combustibles sostenibles se posicionan de manera competitiva ante consumidores y socios comerciales cada vez más exigentes en relación con prácticas ESG (ambientales, sociales y de gobernanza). Según Fernando Trabach Filho, esto fortalece la imagen corporativa, atrae inversores y facilita el acceso a financiamientos internacionales orientados a proyectos de bajo carbono.
¿Cuáles son los desafíos para la adopción a gran escala?
A pesar de las ventajas, la adopción de combustibles sostenibles en el transporte marítimo y la aviación aún enfrenta obstáculos considerables. Uno de los principales desafíos es el alto costo de producción, que, en el caso de los SAF, puede llegar a ser hasta tres veces el precio del queroseno de aviación convencional. Sin subsidios gubernamentales o incentivos regulatorios, la competitividad de estos combustibles se vuelve limitada, dificultando su inserción en el mercado.
Otro obstáculo es la necesidad de expansión de la infraestructura de producción, distribución y almacenamiento. La mayor parte de los puertos y aeropuertos del mundo aún no están preparados para recibir, almacenar y distribuir combustibles alternativos en grandes volúmenes. Además, la producción global de biocombustibles y hidrógeno verde es insuficiente para satisfacer la creciente demanda de estos sectores, exigiendo inversiones en plantas industriales y logística especializada.
Por último, como señala Fernando Trabach Filho, administrador de empresas, hay desafíos técnicos y regulatorios que deben superarse. Muchos combustibles sostenibles aún están en fases de pruebas y certificaciones rigurosas antes de ser aprobados para uso comercial. Además, es necesario armonizar legislaciones internacionales y establecer estándares de sostenibilidad que aseguren que la producción de estos combustibles no genere nuevos impactos ambientales, como la deforestación o la competencia con la producción de alimentos.
Autor: Luisa Fygest