La manifestación en Madrid organizada por el Partido Popular volvió a colocar al primer ministro Pedro Sánchez en el centro de las tensiones políticas de España. Bajo el lema Mafia o democracia, miles de manifestantes se congregaron en la Plaza de España para exigir la convocatoria de elecciones anticipadas, en una jornada marcada por discursos fuertes, presencia de figuras históricas del PP y una gran movilización de base. La presión contra el Gobierno socialista aumenta tras las recientes revelaciones de supuestos casos de corrupción y pactos políticos cuestionados por la oposición.
Pedro Sánchez enfrentó críticas directas del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quien usó la protesta como plataforma para denunciar lo que considera una deriva autoritaria y poco transparente del actual Gobierno. Feijóo insistió en que España no puede seguir gobernada por pactos ocultos ni por escándalos que comprometen la integridad democrática del país. Con frases de impacto, el dirigente conservador apeló al sentimiento de indignación popular, reforzando su pedido por elecciones generales inmediatas.
La manifestación en Madrid fue vista como una demostración de fuerza del Partido Popular, que según los organizadores reunió cerca de cien mil personas, aunque cifras oficiales hablan de cincuenta mil asistentes. Pedro Sánchez, bajo esta presión creciente, debe ahora evaluar si mantiene su rumbo político o si cede ante la escalada de protestas. La participación de importantes líderes conservadores, como los expresidentes Mariano Rajoy y José María Aznar, amplificó la visibilidad del acto y lo convirtió en un acontecimiento político de alcance nacional.
Uno de los puntos clave de la protesta contra Pedro Sánchez fue la denuncia de una supuesta connivencia del Gobierno con fuerzas independentistas y su apoyo a medidas de amnistía que, según la oposición, amenazan la unidad del Estado. Feijóo declaró que ningún ciudadano votó por esos acuerdos y que la legitimidad de las decisiones recientes del Ejecutivo está en entredicho. Pedro Sánchez ha defendido sus acciones como necesarias para la estabilidad, pero el malestar social parece haber alcanzado un nuevo nivel.
Pedro Sánchez también fue criticado por su silencio frente a las acusaciones contra figuras próximas al PSOE. Las filtraciones de mensajes de WhatsApp y alegaciones de corrupción han alimentado la narrativa de la oposición, que acusa al Gobierno de operar como una mafia política. En este clima, Pedro Sánchez tiene cada vez menos margen para ignorar las demandas de una parte significativa de la sociedad. El desafío que enfrenta no es solo electoral, sino también institucional.
A pesar de la tensión política, Pedro Sánchez aún cuenta con el respaldo de sectores importantes del electorado y del Parlamento, pero las manifestaciones multitudinarias como la del último domingo sugieren un desgaste creciente. El líder del PP incluso solicitó a los manifestantes no portar símbolos partidistas para atraer a votantes de otros sectores, como Vox, aunque este último decidió no participar alegando que se trataba de un evento partidario. La táctica de Feijóo busca proyectar una imagen de frente amplio contra el Gobierno.
Pedro Sánchez enfrenta así una encrucijada política. De un lado, intenta consolidar su mandato con reformas y pactos parlamentarios; del otro, ve aumentar la presión social y la amenaza de una ruptura de su base política. Mientras tanto, el Partido Popular sigue capitalizando el descontento popular, con esta ya siendo la sexta gran manifestación desde que Feijóo asumió la presidencia del partido en abril de 2022. Las calles de Madrid se han convertido en el termómetro de una España cada vez más polarizada.
El futuro inmediato de Pedro Sánchez dependerá en gran medida de su capacidad de gestionar la crisis política sin perder el control del Gobierno. La oposición, liderada por un PP fortalecido por la protesta, promete no detener su ofensiva hasta lograr elecciones anticipadas. Pedro Sánchez tendrá que decidir si responde con firmeza institucional o si apuesta por una nueva estrategia de conciliación nacional. Lo cierto es que la protesta en Madrid marca un antes y un después en el pulso político español.
Autor: Luisa Fygest