Oluwatosin Tolulope Ajidahun analiza que la preocupación por los efectos de las radiaciones electromagnéticas en la salud ha crecido en las últimas décadas, especialmente ante el uso cada vez más intenso de teléfonos móviles, ordenadores y otros dispositivos electrónicos. Las investigaciones científicas han buscado comprender si la exposición prolongada a estos campos puede impactar la fertilidad de hombres y mujeres, generando debates que involucran tanto evidencias médicas como mitos populares.
Qué son las radiaciones electromagnéticas y dónde están presentes
Las radiaciones electromagnéticas son ondas de energía que se propagan por el espacio, abarcando desde fuentes naturales, como la luz solar, hasta artificiales, como antenas de telefonía, redes Wi-Fi y electrodomésticos. Aunque la mayoría de estas radiaciones se consideran de baja intensidad, su presencia constante en la vida cotidiana genera dudas sobre posibles impactos en la salud reproductiva. Los investigadores señalan que, en algunos casos, la exposición prolongada puede provocar alteraciones celulares, razón por la cual la reproducción humana pasó a ser objeto de mayor investigación científica.
Además, los estudios han analizado no solo la intensidad, sino también el tiempo de exposición. El uso continuo de dispositivos cerca del cuerpo, como los teléfonos móviles en el bolsillo del pantalón, es una de las situaciones que más cuestionamientos suscita entre especialistas y parejas que enfrentan dificultades para concebir.
Fertilidad masculina y campos electromagnéticos
Diversas investigaciones han estudiado la relación entre radiaciones electromagnéticas y la calidad seminal. Algunos estudios indican que el calor generado por el uso prolongado de los dispositivos, sumado a la emisión de ondas electromagnéticas, puede reducir la movilidad de los espermatozoides y aumentar la fragmentación del ADN. En este escenario, Tosyn Lopes destaca que, aunque los resultados aún son inconclusos, los indicios merecen atención, especialmente en hombres con antecedentes de infertilidad.

Otro aspecto discutido es la posible alteración en la producción hormonal. Investigaciones sugieren que la exposición frecuente puede impactar discretamente los niveles de testosterona, interfiriendo en la espermatogénesis. Aunque se requieren más estudios, este factor refuerza la importancia de cuidados preventivos simples, como evitar mantener dispositivos electrónicos demasiado cerca de la región genital durante largos periodos.
Efectos en la fertilidad femenina
En el caso de las mujeres, las investigaciones aún están en una fase inicial, pero ya plantean hipótesis de que las radiaciones electromagnéticas podrían afectar la calidad de los óvulos y el desarrollo embrionario. Oluwatosin Tolulope Ajidahun observa que también existen indicios de interferencia en la receptividad endometrial, lo que podría dificultar la implantación embrionaria. A pesar de no existir consenso científico, estos hallazgos apuntan a la necesidad de ampliar las investigaciones en esta área.
Otro punto relevante es que factores ambientales combinados, como el estrés, la polución y los hábitos de vida inadecuados, pueden potenciar los efectos negativos de las radiaciones, haciendo aún más complejo el estudio del tema.
Entre mitos y precauciones posibles
Gran parte de lo que circula sobre radiaciones electromagnéticas e infertilidad aún carece de comprobación científica. Es común encontrar informaciones distorsionadas que no corresponden a las evidencias disponibles. Sin embargo, Tosyn Lopes comenta que adoptar medidas simples de precaución es una estrategia válida, como utilizar auriculares en llamadas largas, mantener el teléfono móvil alejado del cuerpo durante el sueño y limitar el tiempo de exposición directa.
Estas actitudes no solo reducen la eventual sobrecarga de ondas electromagnéticas, sino que también promueven hábitos de vida más saludables, equilibrando tecnología y salud reproductiva.
Fertilidad y tecnología: el equilibrio como clave para el futuro
El debate sobre radiaciones electromagnéticas y fertilidad continúa en construcción y requiere estudios a largo plazo, capaces de considerar variables ambientales y biológicas. Hasta el momento, los indicios sugieren cautela, pero no existe consenso absoluto que demuestre daños irreversibles. En este contexto, Oluwatosin Tolulope Ajidahun destaca que la evolución de la ciencia será fundamental para separar mitos de riesgos reales y orientar estrategias de prevención más acertadas.
Mientras no existan nuevas evidencias que consoliden respuestas definitivas, el mejor enfoque es equilibrar el uso de la tecnología con prácticas saludables, garantizando que la vida digital moderna no comprometa la capacidad reproductiva de las próximas generaciones.
Autor: Luisa Fygest
Las imágenes divulgadas en esta publicación fueron proporcionadas por Oluwatosin Tolulope Ajidahun, siendo este responsable legal de la autorización de uso de la imagen de todas las personas en ellas retratadas.