En la mañana del viernes, el Aeropuerto Internacional Newark Liberty, en Nueva Jersey, se vio nuevamente afectado por un apagón de radar que dejó a los controladores de tráfico aéreo sin contacto con los pilotos de las aeronaves durante aproximadamente 90 segundos. El incidente, ocurrido alrededor de las 4 de la madrugada, causó caos en este ajetreado aeropuerto cerca de Nueva York, lo que resultó en retrasos y cancelaciones de vuelos. La Administración Federal de Aviación (FAA) informó que el apagón fue causado por una falla en las telecomunicaciones que afectó el sistema de radar en la zona de control, lo que destaca la vulnerabilidad de los sistemas de tráfico aéreo que aún dependen de tecnologías obsoletas.
Este apagón en Newark ocurre solo una semana después de un incidente similar, ocurrido el 28 de abril, que también afectó al aeropuerto, causando graves problemas operacionales. En aquella ocasión, el sistema de radar estuvo fuera de servicio durante unos 60 a 90 segundos, impactando la coordinación entre los controladores y los pilotos. La FAA redujo temporalmente el tráfico aéreo en Newark tras el apagón para garantizar la seguridad de los pasajeros y la tripulación, pero los efectos siguen siendo evidentes, con varios vuelos retrasados o cancelados durante las últimas dos semanas.
El impacto de las fallas en el sistema de control de tráfico aéreo ha sido evidente en Newark, especialmente debido a la escasez de personal y la sobrecarga operativa. Los controladores de tráfico aéreo enfrentan una presión intensa para manejar el volumen de vuelos en el aeropuerto, lo cual se vio agravado por la reciente falla del radar. Esto provocó problemas de comunicación y retrasos en otros aeropuertos cercanos, lo que generó un efecto dominó en el espacio aéreo de la región. La FAA destacó que, aunque el incidente se resolvió rápidamente, los desafíos operacionales que enfrenta Newark reflejan una preocupación mayor por la obsolescencia de las tecnologías en el control del tráfico aéreo.
La recuperación del sistema de radar se llevó a cabo relativamente rápido, con la FAA instruyendo a los aviones para que mantuvieran altitudes mínimas de 3.000 pies durante el apagón. Sin embargo, la falta de comunicación entre los controladores y los pilotos durante casi 90 segundos generó dudas sobre la efectividad del sistema actual. Esta situación subraya la urgente necesidad de realizar inversiones en tecnologías más modernas para garantizar la eficiencia y seguridad de las operaciones aéreas, no solo en Newark, sino en otros aeropuertos de Estados Unidos que enfrentan problemas similares.
En respuesta a los incidentes recientes, el Departamento de Transporte anunció un plan de modernización para reemplazar los sistemas obsoletos de control de tráfico aéreo. El plan incluye la implementación de nuevas tecnologías para mejorar la comunicación y la coordinación entre los controladores y los pilotos, con la previsión de que el proceso tomará entre tres y cuatro años para completarse. El secretario de Transporte, Sean Duffy, señaló que el costo del proyecto será de miles de millones de dólares, pero es esencial para garantizar la seguridad y eficiencia del sistema de control de tráfico aéreo.
Además de la modernización tecnológica, la FAA también está invirtiendo en infraestructuras de fibra óptica para mejorar la conectividad entre sus instalaciones en Filadelfia y Nueva York, reemplazando los cables de cobre obsoletos. Estas inversiones tienen como objetivo evitar fallas como las observadas recientemente y mejorar la capacidad de respuesta del sistema en situaciones críticas. La modernización también pretende reducir los riesgos de retrasos y cancelaciones de vuelos, que se han convertido en un problema frecuente debido a fallas tecnológicas.
El apagón en Newark pone de manifiesto un problema más amplio al que se enfrenta la aviación en los Estados Unidos: la infraestructura de control de tráfico aéreo está quedando atrás frente al aumento del tráfico aéreo. Aunque el sistema ha sido efectivo durante décadas, se considera que la modernización es una medida urgente para evitar incidentes más graves en el futuro. El accidente ocurrido en enero, que involucró la colisión de un avión de pasajeros con un helicóptero militar, también llamó la atención sobre la necesidad de mejoras en el sistema de control de tráfico aéreo, especialmente después de la pérdida de vidas humanas.
La implementación de tecnologías más avanzadas será un paso clave para abordar los desafíos de seguridad en el espacio aéreo de los Estados Unidos. Mientras que el sistema actual de control de tráfico aéreo aún se basa en tecnologías antiguas, las inversiones en fibra óptica, nuevos sistemas de radar y comunicaciones más robustas son fundamentales para garantizar la continuidad de las operaciones y la seguridad de pasajeros y tripulaciones. Las autoridades de aviación reconocen que la modernización es inevitable y que la seguridad en el espacio aéreo depende de la adopción de estas nuevas tecnologías.
La situación en Newark sirve como un recordatorio de la vulnerabilidad de los sistemas de control de tráfico aéreo obsoletos y de las consecuencias que pueden derivarse de fallas operacionales. Aunque el apagón se resolvió rápidamente, plantea interrogantes sobre la resiliencia del sistema actual y la necesidad de un enfoque más innovador para enfrentar los desafíos del creciente tráfico aéreo en los próximos años. La implementación de mejoras tecnológicas, junto con la capacitación del personal e inversiones en infraestructura, será esencial para garantizar la seguridad y la eficiencia de las operaciones aéreas en un futuro cercano.
Autor: Luisa Fygest